En Colombia - indudablemente después de Mariamercedes Carranza - dos voces femeninas (eso no quiere decir que no contemple otras), destacan en la construcción del verso y la novela: Orietta Lozano, caleña, y erótica: "Mi boca de poca risa/ parte alegre hacia tu boca/ y como siempre voy hacia tu cuerpo/ estoy sin voz/ a la hora de los besos./ Me tengo un minuto/ en el silencio/ para componer un canto a tus caricias/ y voy perdiéndome en tu cuerpo...", y Piedad Bonnett, antes que todo poeta como Orietta, y luego narradora. Mujer entregada al uso de la palabra, no sólo por oficio, sino por pasión dramatúrgica, poética (antes que todo) y literaria. Sus libros de poemas y novelas, no han sido el producto de lo gratuito, sino el resultado de esa lucha con la palabra para encontrar la metáfora que, signifique sus universos.
En 1994, cuando aún fungía el Instituto Colombiano de Cultura (hoy Ministerio de Cultura), le otorgó el Premio Nacional de poesía, por su libro El hilo de los días. Tiempos donde el amor lo provocan los hombres impetuosos como el viento sin confines e impedimentas para ser ("potro de sombras desbocado y dulce/ para libertad"), épocas de hechura vegetal, donde aún se respira la linfa de los árboles como "espesa miel...leche oscura que sus hojas exudan". Poemas que respiran la vida, en esa libertad plena del hombre que es fiesta al galope de la llanura o de los cielos abiertos preñados de azul.
Después de todo, es una de sus novelas, con una mujer (pintora-galerista) que intenta ser feliz después del fracaso de su primer matrimonio, y que fácilmente puede caer en una relación lésbica, cuando siente que le hace falta esa muchacha, tan abierta y libre que le ayuda en casa. La intimidad, el amor, ciertas pasiones, he ahí el mundo que Piedad Bonnett ha sabido apropiar a su quehacer narrativo.
Una mujer de las calidades de la Bonnett, nadie pone en duda que merezca ser el centro del homenaje en el V Encuentro de Mujeres Escritoras. Piedad Bonnett, es en estos momentos la más representativa de las mujeres colombianas en el ámbito de la creación literaria, en tres géneros: teatro, poética y narrativa. Por eso, más que merecido el homenaje, para una mujer que se atrave a romper con la tradición de que en Colombia sólo pueden hacer poesía y literatura los hombres.
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