En eso de las cuatro de la mañana, cuando el viejo Helberth, se despertó por el totazo del petardo, aún con las telerañas del sueño, le dijo a Sandra su mujer, !mija, adelantaron las navidades¡, sin llegar a sospechar que era la bomba que habían puesto en el bar Kussy-Huayra de sus hermanas, y donde él como un relojito suizo, todas las noches oficia de barman.
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