Velandia y la tigra, una banda que ya suena en Colombia, porque está dando de qué hablar musicalmente. Al frente, Edson Velandia, músico de búsquedas y rupturas, en un país donde no es fácil dedicarse a crear, porque lo comercial como una bacteria funesta, se fagocita el ingenio, y entonces de qué se vive. Pero ahí, está este muchacho, parido en música de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, con ese espíritu del que no come cuentos, dispuesto a partirse el espinazo por su música. Cabuya, fue una de sus experiencias compartidas para hacer música recuperando porritos, aires andinos, jugando a la letra aliterada, pero la Tigra, es una idea más suya: una banda para hacer lo suyo, indagar sobre lo que le place musicalmente, sin dejar de sentir la tierra, el sabor de sus rasqas, así con q, como Velandia las escribe, para que no quede la duda de que sus temas, donde uno escucha ramalazos de blues, jaz, rock, con aires de guabinas, sanjuaneros, son el placer de la indagación, el goce pleno de hacer música, y el disfrute de cantar con la arrechera santandereana, las canciones de la propia cosecha.
En el Café Kussy-Huayra, de Piedecuesta, este viernes l9 de julio, Velandia y la tigra, lanzaron en este espacio abierto a la cultura y el arte, su primer cidí. Qué mejor lugar que este café que ha luchado por permanecer a pesar de los avatares y los hados fatales, para el recital de Velandia y la tigra. El concierto de Velandia y la tigra, consagra a Kussy-Huayra, porque la gente de Bucaramanga y de Piedecuesta, que conocen de los afanes musicales de Velandia, y de la lucha de Kussy-Huayra por por el arte y la cultura, como en Fuenteovejuna, todos a una, se volcaron en la noche del 19 de julio, para en vísperas de la fiesta de independencia, emanciparse con la música de esta joven promesa santandereana, y su banda. El maestro Dimitri, cálido con su trombón de vara; pleno, Gabriel Matute con su bajo; el Bruce, despertando la piel con la pasión de su batería; ; Cediel, recordándonos que estábamos vivos con sus teclados; Carlos Navas, invitando, matizando con su saxo, Eder Chona, en el perfomance de la novia del Cabeza de burro, con presencia escénica, y Velandia soberbio con su guitarra y su voz.
Mejor reapertura no habría podido tener el café Kussy-Huayra, con el concierto de Velandia y la tigra. Ello es augurio, de que vienen buenos vientos, y que el café que reabrió sus puertas, en la caballeriza de una vieja casona al sur de Piedecuesta, va a ver satisfechas las expectivas de movilizar el arte y la cultura que no se matricula con lo oficial, porque sus constructos y supuestos no son propiedad de nadie, sino del mismo pueblo, que es el que les da vida y entidad.
1 comentario:
Qué bueno como suena Velandia. Acá en Bogotá lo he visto tocar un par de veces, y las canciones de Edson ya supieron quedar. Para cuándo el próximo disco?
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