Bogotá, últimamente, hace honor al alarde de la Atenas suramericana; y más, cuando va por su vigésima Feria Internacional del libro. Por ello, no extraña que, el 17 de junio de 2005,la Unescoeligiera a Bogotá, sentados a manteles sus miembros en París,como la Capital Mundial del Librodel año2007, que es el que hogaño corre tan aprisa, y que ha concentrado en Colombia (perdóneseme la disgresión), especialmente en Cartagena de Indias, el famoso "corralito de piedra", eventos culturales el Hay poesía, El Festival Internacional de cine "India Catalina", y El Congreso de Academias de la LenguaEspañola, que a bien tuvo la galantería de rendirle un homenaje merecido al Nóbel colombiano, Gabriel García Márquez, y a su obra más universal, que se equipara con El Quijote de Carvantes, esa novela de ensalmo que es Cien Años de Soledad.Si Bogotá va por sus veinte años de concitar el interés de libreros, editoriales, y escritores, en esta Feria Internacional del Libro, es porque cuenta con audiencia y mercado. De lo contrario no se hubiera sostenido, y habría desaparecido como por arte de birlibirloque. Pero ahí sigue viva, trayendo cada año, fabuladores de relevancia. Han estado en la feria, haciendo memoria:Mario Vargas LLosa, de quien Jorge Alí Triana, el director de teatro y cine colombiano, montara para las tablas, La Fiesta del Chivo; Alfredo Brice Echenique,peruano, el de La Amigdalitis de Tarzán, y otros escritores, para los cuales la memoria me fragmenta los recuerdos, y no permite traerlos a colación.En este año, el invitado: Gonzalo Rojas Pizarro, poeta de la tierra de Neruda, quien a sus 89 años, mantiene erecta la pluma,y la sonrisa, y unas ansias de vivir. Si Neruda no pudo sustraerse al embrujo de las minas de cobre y de carbón, y a la expoliación de los mineros, reventándose los pulmonesen las entrañas de los socavonesabiertos a punta pico y zapa, Gonzalo Rojas menos, cuando su mismo padre fue minero, y él, siendo un niño, le pedía a la madre, que lo dejara recibirlo antes que sus hermanos porque quería llevarle:"...un buen vaso de vino para que se reponga,y me estreche en un beso,y me clave las púas de su barba..."Gonzalo Rojas, es un poeta elemental. Ahí está el mundo para asombrarlo. Su Chile que es una costa larga, donde las mareas lo impresionan con su belleza que se encrespa, que se encoge, esas mareas con cuerpo de mujer, esas:"...hembras, hembras en el oleaje roncodonde echamos las redes de loscinco sentidos para sacar apenasel beso de la espuma."Si habría que evaluar esta Vigésima Ferial Internacional de Libro, en este año de 2007, le daría una calificación buena, por haber acertado en la invitación de un poeta de las calidades humanas de Gonzalo Rojas, con unos versos tanlímpidos y transparentes que, huelen a inocencia.
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1 comentario:
Me gusta venir aquí,
a fonde todo comenzó
El lugar en el que brotaba
Una ilusión...
Pd. Y... Es que la calidad humana es una de las más priciadas piedras preciosas que puede tener una persona. La piedra angular de nuestra existencia & resistencia.
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