Supe que era ella, cuando dobló la esquina del bar donde los viejos marineros, se sentaban entre rones, a nostalgiar amores tormentosos y aventuras de puñales. Era ella, olía a ese tufillo silvestre de la última vez, cuando hicimos el amor en la casa de balcón de las alcahuetas, que daba a la bahía, y amaneció y ya no estaba. Solo su pantaletita de Victoria Secret en la cama, para que nunca la olvidara.
miércoles, 22 de febrero de 2012
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