Hoy me levanté
temprano
sin urgencia alguna,
y la vi pasar en su
bicicleta con canasta
de flores por la
calle de mi ventana,
la brisa alborotándole
la espiga de sus cabellos,
y los muslos alzándose
generosos
en cada pedaleo de
sus piernas longitudinales.
Me ha vuelto a mirar
con la gracia silvestre
de sus ojos,
y los tajos de manzana madura
de su boca.
¿Volverá a pasar
mañana?
Me pregunto con la saliva
ansiosa
del caldo del
desayuno,
y el bordier que se
enrosca entre mis piernas,
buscando el calor de
la mañana
1 comentario:
Melancólico poema. Me gusto mucho. te mando un beso.
Publicar un comentario