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jueves, 14 de noviembre de 2019

TIEMPO DE BRUJAS










Foto intervenida de internet


Creo la primera vez que la vi, andaba de elásticos y gafas oscuras en una bicicleta montañera por el barrio, No me interesó qué hacía, hasta cuando casi me atropella, en el momento en que yo corría a buscar un taxi. Ella rodó al derrapar la bicicleta, sus elásticos se rompieron por las rodillas que le empezaron a sangrar, y sus lentes negros volaron por los aires. Vi sus ojos almendrados, bellos y cautivadores, pero inexpresivos, que me miraban en la duda de la disculpa y el dolor. No tuve más remedio que auxiliarla, y la levanté del suelo. Sentí que era recia y atlética. La brisa le hizo caer su pelo lacio y trigueño por la cara. Apenas pude escucharle, un ahogado discúlpeme, y a pesar de mis ruegos, para que fuera al hospital, buscó los lentes y su bicicleta, y se perdió de mi vista y del barrio.

Por ahí al vuelo, alguien me dijo que era arquitecta, y que como en él aún se conservaban casas coloniales, pensaba hacer un estudio. La verdad, no volví a saber de ella, y ya la había olvidado, cuando me la tropecé por la parte vieja de la ciudad, tomándole fotos a una vieja Capilla de las Clarisas. Me confirmó que era arquitecta. Le fascinaban las casas viejas y las iglesias, y si eran de orden gótico mejor. Me lo dijo cuando entramos a una especie bar, y ya sentados, nos bebimos una cerveza. Fue cuando le confesé que trabajaba para una revista. Hacía calor, y no sé por qué sentía que conocía a esa mujer de antes. Me llegaban ramalazos de momentos vividos con ella, pero no podía ponerlos en claro, mientras nos besábamos, besos que me parecían dárselos a un ser etéreo e ingrávido. Y se fue como siempre, sin despedirse, dejándome pegado el olor de su perfume, agradable al olfato, pero con la fragancia de los ramos de flores de difunto.

Seguro que no es invento, ella viene y se va de mi vida como el humo, le decía a uno de mis amigos, un treinta y uno de octubre, cuando salimos en eso de las seis de la tarde, a tomarnos una cerveza. Acabábamos de entregar el material al jefe de redacción, y le hablaba a Jorge ( escribía de política en la revista),  de la mujer fantasma que sobrecogía mi vida, en un bar de la Avenida de los periodistas. Afuera, veía desde el ventanal inmenso del bar, grupos de gente ya disfrazados, por las aceras de la avenida, camino de los clubes y las discotecas, que habían programado noche de brujas, en el centro de la ciudad.

Aún no terminábamos la primera cerveza, cuando vi entrar al bar un "parche" de disfrazados como los personajes de la Odisea. Sólo les faltaba el barco. Ahí estaban Ulises, y los protagonistas de su retorno a Ítaca, como el esperpéntico Polifemo, y su único ojo en la frente; también la hechicera Circe, que entró de última, y esparció un olor a flores de difunto, la misma odoración que caracterizaba a la mujer que entraba y salía de mi vida (la arquitecta) sin pedir permiso. Lo que más me extrañó fue que no se hizo en la barra, como el resto de la comparsa, sino en una de las mesas que estaban vacías y se quedó mirándome. Es ella, no hay duda, me dije, y sin despedirme de Jorge, fui a abordarla, la tomé del brazo, y salimos a la Avenida. Caminamos unas cuadras, y nos registramos en un pintoresco hotel, quería impresionarla, mientras afuera la algarabía de los niños ya pedía dulces a montón. Nos instalamos en uno de los cuartos del segundo piso. Te mereces lo mejor, elogiando el hotel, creo que le dije, mientras me miraba tras sus ojos almendrados.

La noche fue inolvidable: besos, espasmos de piel, y marasmos cuando ya no quedaba otro camino que dejar que la ansiedad se desbordara. Recuerdo que en la desnudez que le daba brillo a su cuerpo de ensalmo la noche, se levantó. Voy al baño dijo, y me quedé profundamente dormido, hasta altas horas de la mañana, con el sol ya entrando por la ventana, cuando con estupor observo que ella no está. Llamo a recepción, y pregunto por la mujer que se registró conmigo en la noche. Bárbara, así se llama, se registró con ese nombre. La mujer que me habla desde la recepción, me dice, para mi desesperación, que yo venía algo embriagado, pero no me acompañaba ninguna mujer

39 comentarios:

Isa dijo...

Guauuuuuuuuuuuuuu. Qué bello texto. Es un micro-cuento fabuloso.
Que incertidumbre de si es cierto o es una ensoñación.
Muy bello, me ha encantado Carlos.
Abrazosssssss

Rita dijo...

¡Menudo chasco!Este si que es un relato...no sé si terrorífico o de sueño, según se mire. Tal vez la embriaguez le hizo ver visiones. En cualquier caso ha sido un placer leerlo. Un abrazo, Carlos.

Manuela Fernández dijo...

Una intriga hasta más allá del fin.
SAludos.

Macondo dijo...

Si no por el olor de la chica —que nos has querido dejar como pista— me pillas por sorpresa.
Buen relato.
Un abrazo.

Sandra Figueroa dijo...

Un relato fascinante de principio a fin me quede enganchada. Me gustan esos misterios, no saber si es sueño o realidad, pero puede suceder en tiempo de brujas..... Me encanto leerte, saludos amigo.

Carmen Silza dijo...

wau!! genial este relato, lo he releído, y me ha enganchado, muy intrigante, relatas muy bien Carlos, ya me gustaría....
Feliz viernes.
Un beso.

Dionisio Álvarez T. (DAT) dijo...


Una placida ensoñación Carlos...bien estructurada y de ritmo en prosa poética que embelesa afianzando el deseo de un desenlace lindo...
Un abrazo

CHARO dijo...

Un relato con un sorprendente final...pero está claro que lo viviste a tope y eso es importante.Saludos

JLO dijo...

sea un sueño o una realidad parece muy placentera la vivencia...

eso si, la Odisea no la voy a leer nunca jaja... saludos

Marina Filgueira dijo...

¡Ay, Carlos!

Qué relato intrigante e interesante como para un 10. me parece fantástico, pero a mí ya me estaba dando un poco de yuyu!!! Quiero decir un poco de miedo, pero me ha gustado un montón, fenomenal, maestro, te felicito y te dejo mi gratitud tanto por tu buen hacer, como por tu huella en mi puerto.

Un abrazo y síguenos deleitando con tus interesantes y bonitas letras.
Se muy, muy feliz.

Frodo dijo...

Uh, qué final Carlos querido.
Tu prosa es tan poética que a uno le da por leerla con el ritmo pausado que requiere. Me tuviste de acá para allá por ese día agitado, hasta el final que me hace dudar de todo.
Espectacular.

Aquel de ahí arriba que dice que no piensa leer la ODisea no sabe lo que dice, tendrás que saber discuparlo (y después dice que le gusta 2001 Odisea...). Por mi parte ya la leí de pibe, y la reelería en cualquier momento ahora que tengo mucho más datos, muchas más herramientas para comprenderla y disfrutarla mejor.

Abrazos!

Joaquín Galán dijo...

Excelente relato estimado Carlos. No eres el único que sueña con brujas "cariñosas".Yo alguna vez también he tenido la sensación de sentirme acompañado por una de ellas,una que conocí algún día de algún año ya olvidado.Y es que el amor,cuando vive dentro de nosotros,es un duende juguetón que nos regala este tipo de ensoñaciones.

Abrazos,amigo.

Alonit(L.B) dijo...

Vaya Bruja y lindas letras como siempre! por aquí me quedo, gracias por compartir

Verónica O.M. dijo...

Hermoso relato, Carlos, es que tienes mucha imaginación.
Un abrazo grande

Tatiana Aguilera dijo...

Si hubiesen sido las copas, lo habrías olvidado, además, ella siempre aparece etérea como el humo...Es una hermosa fantasma que siempre te seguirá, estés donde estés...Muy buen relato querido Carlos. Nosotros como país, tenemos nuestros propios fantasmas e intentamos combatirlos con los ojos bien abiertos. Sudamérica toda tiene muchos fantasmas girando amigo, solo espero que no se adormezcan el criterio y la razón.
Abrazos inmensos.

Verónica Calvo dijo...

Cuando hay magia...
Excelente relato, Carlos. Imaginativo, bien redactado, interesante.
Cuándo volverá a aparecer Bárbara???

Abrazo.

José A. García dijo...

La recepcionistas son la peor clase de ser humano que existe.

Saludos,

J.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

¡Ah... hijuemadre! Como diría mi abuelo, parece que la bruja te jugó una mala pasada, o ¿serían los efectos de la cervecita?

De todas maneras, genial el relato, Carlos.

Un abrazo.

lanochedemedianoche dijo...

Cuando un sueño nos da bríos para seguir ahí, en los brazos de ese alguien, podemos perder la razón enamorados.
Abrazo

celebrador dijo...

Con toda probabilidad la recepcionista en cuestión recibió (y se cobró) instrucciones

Jova dijo...

Todo el relato he estado tan atenta, iba y venía mi idea de que se trataba de un fantasma, al final sigo teniendo mis dudas. Saludos. Excelente relato como siempre.

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Magia y misterio en tu bien escrito relato
Paz

Isaac

Amapola Azzul dijo...

A veces fantasía y realidad pueden mezclarse.

Un beso.

Marina-Emer dijo...

Gracias amigo por tu visita y cariño en tus palabras, hermoso y largo tu relato pero lo bueno es cuando acaban bien .
Te deseo una feliz semana ,es posible que nos veamos de nuevo ...
Abrazos

ANNA dijo...

Gracias guapo por tu visita y aportacion al blog
te lo agradezco mucho
cuidate
Besos

ოᕱᏒᎥꂅ dijo...

ten los ojos abiertos.... reaparecerá...
me ha encantado!
besos

Clarisa T. dijo...

Qué maravillosa historia, y tan magistralmente contada, estimado Carlos. Cuánta fantasía real y cuanta realidad fantástica. Me ha encantado. Mil gracias.
Y millones de gracias por acercarte e mi humilde blog y dejarme siempre un manojo de buenas palabras.
Abrazo.

soco luis fernandez dijo...

Hermoso relato con ese toque de fantasía que en tiempo de brujas, puede ser posible...
Creo que volverá.

Abrazo, Carlos.

(Te dejé en mi blog un mensaje: Si me mandas una dirección, te envío mi libro, y espero el tuyo)

Conchi dijo...

Hola Carlos! Me gusta el relato y espero una continuación para ver que pasa con Barbara.

Saludos.

Kasioles dijo...

Me has dejado con ganas de que tu relato continuase.
He de reconocer que engancha y el final lo dejas para que la imaginación del lector trabaje.
Lo que sí puedo decirte, es que hay personas que dejan poso en el corazón y no se las olvida fácilmente, tienen un algo especial, se empatiza con ellas y nunca sabremos el porqué.
Y en cuanto a tu comentario... he tenido que mirar lo que era la carne a la llanera, por tu tierra debéis de ser unos sibaritas al tratar a la carne con cuatro tipos de cortes que jamás he oído en mi vida, yo diría que es una especie de ritual y cada corte es para hacerla de una determinada manera.
Si tengo ocasión de visitar algún restaurante colombiano, ya sé lo que pedir.
Cariños.
Kasioles

MaRía [Capri ] dijo...

La magia del amor , se esté o no siempre se está , siempre se ve , siempre nos acompaña
un relato maravilloso, sutil como solo tu sabes hacer con la palabra, sea a verso o en prosa

un abrazo y gracias por acercarte a esa nueva ventana , es un placer y un honor tener tu compañía Carlos

que pases un excelente finde

:)

Kinga K. dijo...

Genial este texto♥

Mara dijo...


Ja, ja, ja, ¡Vaya final José A.! Bueno lo importante es que de alguna manera lo viviste. Un abrazo.

Mara dijo...


Estoy como una cabra Carlos Augusto. ¡Te he cambiado el nombre, PERDÓNAME! Abrazos.

AtHeNeA dijo...

Al final casi todo es un oasis pero nos queda lo que sentimos caminando por su interminable mapa de viaje.

Un abrazo

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

El amor aveces nos embruja, o quizás el licor... o quizás ambos...

Paz

Isaac

Embrujo mis palabras de loca dijo...

No me extraña que la llamaras bruja, su magia te embrujó o algún hechizo mágico, seguro que estuvo ahí y en la noche ella se fue como siempre hacia, seguramente buscará otra oportunidad para encontrarte otra vez, me ha gustado mucho feliz mañana besitossssssss

Beatriz Martín dijo...

El hechizo del amor precioso relato, un beso desde mi brillo del mar

Mujer de Negro dijo...

Cuando te llegue nuevamente su aroma seguro volverás a sentirlo y vivirlo, así desaparezca con el alba
💓