Hay lunas en sus ojos,
lunas de abandono,
de insondable tristeza,
lunas...
Un niño huérfano
asoma su dolor:
memoria de muerte,
fuego crepitante en los despojos,
puñal que abre la carne,
linfa rota,
agonía de toda esperanza,
en la noche de los cuervos
*A los niños colombianos del campo, desplazados por la violencia
9 comentarios:
Dura entrada Carlos,pero más real imposible.Se puede sentir el dolor en tus letras.
Besos.
Sin disfraz, nos dejas esta entrada
triste y llena de sufrimiento, que te puedo decir amigo,me uno a esa impotencia que puedas sentir.
Un abrazo.
Protegamos a nuestros niños,ellos son nuestro futuro y nuestra esperanza..
Besos Carlos.
Una cruda realidad que nos parte el alma.
Un saludo
Triste realidad, como cambiar esto, los gobernantes nada hacen y nosotros qué. Luchemos por ellos.
Besos
Y pensar que la niñez en su mayoría está tan desprotegida y nosotros no hacemos nada por ellos... nada.
Carlos, triste poema amigo. Triste realidad. Besos, cuidate mucho.
Sobrecogedor, Carlos, tanto, que el romanticismo de la luna se opaca ante el abandono que la muerte infringe a los niños. Algo que no tendría que haber sido ni ahora ni nunca. Con los niños NO.
Besotes.
Los niños esos angelitos que hemos de cuidarlos y protegerlos para que vivan una infancia digna y feliz, pero sobre todo, rodeados de amor.
Un beso.
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