TRAS EL CINE:" PERRO COME PERRO", UNA MIRADA AL TALANTE CARNICERO DEL HOMBRE COLOMBIANO
Desde la aparición de las fábulas, el alma, el comportamiento humano, empezaron a observarse desde las especies animales. La astucia en la óptica del zorro, la crueldad en el talante del lobo. Últimamente, el animal que da para todo es el perro. Ha dejado de ser el tradicional amigo fiel del hombre, para transformarse, en infiel. Las mujeres, cuando quieren estigmatizar a su pareja porque conocen de sus traiciones conyugales, le espetan que eres un perro, y si se trata de astucia, para categorizar a un espécimen humano, basta decir ese man es un perro, y si se trata de la catadura sanguinaria y carnicera del ser humano, la fórmula de citar al perro como símil funciona.
Al director colombiano, Carlos Moreno, parece funcionarle, así como le funcionó a Iñárritu, con Amores perros(2000). Su Perro come perro, se ofrece en otra varianza, tan amplia de la categorización del comportamiento humano, traducido en el talante del perro: para un perro hay otro perro, o los duros también tienen quienes les respondan.
Para nadie es un secreto que Colombia con el narcotráfico y el paramilitarismo que, se juntaron a la explotación y el comercio de la droga para hacerse fuertes, y naturalmente sobrevivir a los embates del gobierno y fuerzas externas como la DEA, viene viviendo una auténtica carnicería humana con cobros de cuenta por un lado, por deslealtades y traiciones, por otro, por apertura de nuevos mercados que confrontan los tradicionales. Con la metáfora de Perro come perro, los grandes se están matando entre ellos, con una ferocidad canina, como esa que se observa en Amores perros, cuando ponen a los canes a pelear en el ruedo de las apuestas.
La película de Carlos Moreno , retrata el país en el mafioso Blas Jaramillo, tras del que andan dos matones, Víctor Peñaranda y Eusebio Benítez, para cobrarle cuentas pendientes. Es la primera cinta del caleño, Carlos Moreno, que logró entrar al Sundance, el festival de cine independiente creado por el actor y director estadounidense Robert Redford. Se peleó el ingreso a este prestigioso festival con 983 películas.
Perro come perro es una película robusta en la anécdota del crimen que, a pesar de su tradición en el cine, no se agota en la película de Carlos Moreno, sino que asume nuevos bríos. Los parlamentos no son de plomo, sino medidos, para dar la estatura justa de los dos matones que desde un hotel, acechan al rey de la mafia, Blas Jaramilllo, interpretados por Marlon Moreno y Óscar Borda, para dar la psicología de lo que podría calificarse como el sicario.
En Perro come perro, el alma de la mafia revela el país nacional: brutal, despiadado, apegado a supersticiones y hechizos que lo hacen acudir a fuerzas sobrenaturales para hacerse a una contra o una protección. Pero nada vale, cuando la muerte debe cumplir con su trágico destino.
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