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viernes, 29 de julio de 2011

A la memoria del precoz poeta de la boina negra

MARIO, NO HAY TIEMPO PARA EL OLVIDO















El tiempo hecho hiedra, que condena a borrar los rostros, el sol que hiere y quema la piedra, dejándola sin el espíritu de la memoria, la lluvia, que vuelve sombra el sentimiento del recuerdo, nada han podido en la condena de Mario, a la nata del olvido. Es que más pudieron las querencias por la poesía y el teatro, y esa necesidad de ofrecer el corazón, porque nada está perdido (! bien Fito!), para afirmar su existencia, y en la muerte hacerlo presente, parcero de siempre, y de la vida. Aún el pan no reúne a todos en la mesa, como era su sueño, y la sangre brota de las arterias rotas, río impenitente cuajado de dolores, y es en ese, su silencio de piedra memorial, que reclama por los muertos, porque como en uno de sus versos, somos todavía:





"un país que se destruye
                                                              con la sonrisa amortajada"