*foto intervenida
!Qué importan el tiempo y
la distancia¡
La vuelvo a ver después
de tantos soles
tantas lunas.
Tiene los mismos ojos
de profundo cielo,
y los mismos labios
deseables
en la fruta de su boca.
No llevaba la faldita
tableteada,
ni el cuaderno de apuntes,
donde algunas veces
le enseñé a hacer ensayos
!Qué importan el tiempo y
la distancia¡
si me quedé en sus ojos
como un pez de ternura.
Esta mañana,
la sorpresa de su voz en
el teléfono,
fue un susurro de brisa
amanecida.