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sábado, 15 de noviembre de 2008

Trozos poéticos de Débora Eguren en La Joroba

Las letras pueden aperturar la amistad. Más cuando éstas caminan por los niveles de una escritura que aborda el ensayo juicioso y la poesía. Así he conocido a Déborah Eguren, sita abajo de suramérica, en el austral Uruguay.
Leyendo a Loca por la luna, el poemario de mi amiga, Lucía Borsani (un encanto de mujer), me encontré conque el prólogo era de Déborah, escrito a profundidad, desentrañando sus versos, con la habilidad de un viviseccionista literario, capaz de articular los redaños del texto en cuestión, en la unidad orgánica de las fases de la luna: la luna rige nuestra conducta y estados de ánimo, por eso es que hay días (con Barba Jacob) que somos tan plácidos, tan plácidos...y hay días que somos tan sórdidos, tan sórdidos*. A la luna, se colige del ensayo introductor de Débora, se debe que el ser humano no se comporte de una misma manera en el lapso de los trescientos sesenta y cinco días que dura la tierra en revolotear alrededor del sol.

No extraña, entonces que, si Déborah aborda la poesía desde la glosa crítica -de manera tan afortunada- también la escriba. Quién mejor para hablar de la poesía, que quien la escribe. Y, es esa la virtud dual de Débora: hacer juicio de los versos y pergeñarlos, en talleres, tertulias, peñas, y espacios propicios para consagrar en el altar de la literatura el oficio de hacer versos. Deborah, junto a Lucía Borsani, llevan la poesía en la entraña, por eso la viven y se desviven por ella.

En mi Joroba del camello, Déborah, ha dejado caer una muestra de su quehacer poético, eso que ella llama Serie de poemas Independientes, a los cuales conjunta una especie de anáfora: en el espacio de...para hablar del ser humano y el afán por la palabra en la poesía:


En el espacio de la poesía

la tensión del silencio y la palabra

babel insaciable

verbo humano.


Para desvelar el miedo como una incertidumbre, gusanillo que se agita adentro, mordiendo sin piedad las entrañas:



En el espacio del miedo

abismo

presencia de lo que no se sabe

cornisa y túnel.


Para festinar la ternura, e intentar en su abstracción una peculiaridad:



En el espacio de la ternura

el almíbar se redondea

la piel de las manos es rosada

y un trompo gira.


Versos cortos, sentenciosos, éstos de Débora, que nos abren a tantos espacios donde el ser humano fecunda los huevos de sus sueños en el amor donde todo es mucho, en la misma locura, donde los cuchillos se vuelven del lado de adentro/ y no se sobrevive; en el beso que es musgo tenue de coral/ un aleluya; en el sexo que es aria en la piel..gozo salino.
Los versos de Déborah, en estos Espacios, un buceo por el interior del ser humano. Ahí dentro se agitan sus odios, sus ansiedades, sus nostalgias. Un retrato interior de lo que somos: mejor radiografía no pudo haber hecho Déborah del material que empiedra nuestras interioridades, donde se mueven nuestras pasiones, sentimientos y sueños.



Fotografía:Último recital de Déborah Eguren
*Tomado del poema: Canción de la vida profunda