No sé si estará dormida,
!qué importa¡
si despierta o en sueños
llego a ella,
con el espíritu de la brisa
y entro en su piel
y soy sus ojos asombrados
mirando los míos,
soy su boca que es beso carnadura
del durazno,
y me acuno en sus pechos
y ebrio de la vid de sus pezones
me alojo en su pubis estremecido
brocal de la gruta de su sexo,
donde corre agua fresca y salina,
y soy marea alta y baja entre sus playas
y rompientes.