Foto intervenida
El relato tiene asidero en la realidad. “Que bien lo cuentas”, me dicen los amigos con un ápice de duda justificada, pues sólo algunos me vieron con la mujer de manera ocasional. Me sucedió con una locutora de radio. Tenía en la noche, en una de las emisoras de F.M de la ciudad, un programa de baladas y boleros donde comentaba cada canción con un susurro gabacho cautivador.
Soñaba con conocerla. Debe ser tan hermosa como su cautivante voz - me decía en estado casi febril. Un amigo, Samuel, productor de radio, me la presentó, una tardecita, después de que salí de una audiencia en el Palacio de Justicia. Al fin pude satisfacer la curiosidad. Era una mujer deseable, labios mórbidos como los de Angeline Jolie, la actriz; ojos almendrados y esa voz suya, deliraba, como debió ser la de Circe que, embrujó a los tripulantes de embarcación de Ulises de regreso a Ítaca
La
invité varias veces a un café, en el Berna, para tantear el terreno de un
posible amorío; a almorzar, cuando ya sabía que tenía su confianza, pues me
apretaba la mano cálidamente y me daba un beso tierno, capaz de enternecerme, cuando nos despedíamos. Hubo luego discoteca, repegados con la salsa de Lavoe,
al calor de unas buenas cervezas, que nos llevaron al mejor motel de la ciudad,
Los espejos, donde supe de las delicias de su cuerpo ardiente y bien apretadito, pues
hacía gimnasio. Me estaba enamorando sin remedio. Tienes una traga maluca,
esa mujer es una feme fatale -me decía en un francés macarrónico, la tía
Lucinda, cuando le conté una mañana del sábado que fue a visitarme al
apartamento que, esta era la mujer de mi vida. Te debe haber dado tierra de muerto. O,
debe tener cangarejera en el sumidero porque ya no das bola, querido
sobrino, y me perdonas la vulgaridad, para que tú tan coqueto, andes vuelto
mierda por esa mujer”
Cierto, Ella me manejaba como un pelele, y para peor sufría una celotipia espantosa,
más insufrible que la de Juan Pablo Castel con María Iribarne, en la novela de
Ernesto Sábato. A tal punto sus celos que, ninguna mujer se me podía acercar. Les
hacía escenas que se me hacían imposibles, en una mujer que me había atrapado
por su dulzura. La verdad eso empezó a fastidiarme. Y a pesar que la quería tanto,
sabía que tenía que quitármela de encima, porque ella, iba a acabar con mi vida.
Y fue haciéndose tan grande el fastidio que, cuando le pedí un consejo para
regalarle algo en su cumpleaños a una amiga de la familia, Naty, por quien
sentía algo más que una amistad, me desilusionó tanto, cuando en plena calle se
despachó contra mí, abandonando la dulzura de su voz, "qué le vas a
regalar. Nada. En tu vida solo yo merezco de regalos". Eso, y el verla
una tarde en el reservado del Berna, besándose con mi amigo, Samuel- el
productor de radio- terminaron por librarme al fin de su fatal encanto y tortura.
Un cuento con gran realismo. Un abrazo. Juan Pablo.
ResponderEliminarLas mujeres fatales son fascinantes pero riesgosas.
ResponderEliminarLos celos son algo molesto pero la figura de Angelina Jolie, la voz de Circe como locutora, es una combinación irresistible.
Buen relato. Hay personas que no merecen nuestro amor. Te mando un beso.
ResponderEliminarLo normal es que el físico de esas cálidas voces radiofónicas esté por debajo del que la imaginación había creado, pero las excepciones confirman la regla.
ResponderEliminarEl final es apoteósico, con el descubrimiento de que la mujer utilizaba la ley del embudo.
Un abrazo.
Tú, sólo para ella en absoluta exclusiva y ella, tb para ella misma...total, los dos de ella. ...Mi querido CARLOS esa mujer no era una feme fatal, era una mantis religiosa, mucho más peligrosas jajaja estupendísima la historia...la he leído de principio a fin, sin siquiera pestañear ; )
ResponderEliminarAbrazo fuerte y buen finde !
Lo pasaste mal un día, pero has ganado uno más de vida.
ResponderEliminarTe libraste de una tortuosa relación. Al final, tu amigo -el productor- te ayudó con la desilusión. Los celos en la pareja cambian la vida y la vuelven trocitos de vidrio que todos los días hacen daño.
ResponderEliminarMe hiciste recordar una antigua locutora de radio que tenía una voz maravillosa, pero creo que de mujer fatal, nada. Pasaba desapercibida.
Abrazos Carlos
La realidad abriendo los ojos.
ResponderEliminarAbrazo.
Ese carácter no creo que sea soportable durante mucho tiempo, aunque disponga de muchos encantos. Al final se cayó el telón por suerte para el cautivo.
ResponderEliminarUn gran abrazo Carlos!!
Boa tarde de sábado, com muita paz e saúde. Texto maravilhoso, meu querido amigo.
ResponderEliminarAy amigo, bien te aconsejaban pero estabas cieguito. Le darías las gracias a tu amigo.
ResponderEliminarBuen fin de semana Carlos.
Un abrazo.
La sacó barata el protagonista de tu relato, Tocayo; la buena fortuna lo salvó porque el deterioro de la relación iba en aumento y seguramente traería algo mucho peor.
ResponderEliminarMe encantó. Abrazo hasta vos.
Qué cruel mujer y que fecundamente bien contado, Carlos Augusto, conozco algunas historias como la tuya, pero ninguna como la que tú has contado de forma tan convincente.
ResponderEliminarBravo, escritor.
Feliz sábado.
Narrado a la perfección, pero Carlos, menos mal que abriste los ojos y pudiste quitartela de encima...pienso de verdad que te hubiera amargado la vida
ResponderEliminarMe ha gustado mucho
Un abrazo
Todo tiene un límite, aunque algunas veces nos cuesta reconocerlo.
ResponderEliminarExcelente narración, tan cercana como real.
Saludos,
J.
Lo malo es que existen mujeres así, que agobian en su amor enfermizo. Lo bueno es que al perderlas, se gana muchísimo.
ResponderEliminarUn abrazo
Os ciúmes são muito doentios.
ResponderEliminarConheço um casal que se divorciou porque ele não suportava mais os ciúmes dela. Conheço também um outro em que a situação era a que relatas : ciumenta até ao impossível, mas com amante!
Abraço, boa semana
Interesante el modo en que lo cuentas y como un final anunciado ya, por ir anclado a la mujer fatal, lo haces sorprendente. Me ha gustado😉
ResponderEliminarUn abrazo.
Una verdadera mujer fatal, reina para el placer, pero fatal para convivir.
ResponderEliminarmuy buen relato.
mariarosa
Mulheres fatais tem seu encanto só em filmes k;
ResponderEliminarBoa entrada de mês.
ResponderEliminarAsí que coqueto ¿eh?
;)
Me alegra ver este recuerdo convertido en relato. Muy bueno
Un abrazo
No me imagino a una mamá así, pero hay mujeres y reinas de la noche, en fín ,yo no las llamaría así, más bien las llamaría pérdidas en la noche.
ResponderEliminarFeliz semana Carlos. Un abrazo
Tuviste suerte al poderte librar de esa señora. Saludos
ResponderEliminarHay amores así realmente... uno nunca sabe si es mejor dejarlos o tenerlos
ResponderEliminarPaz
Isaac
La verdad siempre sale a la luz y lo bueno que la ceguera duro poco tiempo. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bien escrito :D
ResponderEliminary decía con razón mi amado sabina
ResponderEliminar:)
Hay mujeres consuelo, hay mujeres consuelo,
Hay mujeres consuelo mujeres fatal.
Hay mujeres veneno mujeres imán,
Hay mujeres de fuego y helado metal,
Hay mujeres consuelo, hay mujeres consuelo,
Hay mujeres consuelo mujeres fatal.
(donde están los emojis de musica cuando se necesitan? :P
Una persona celosa es, cruel y posesiva al máximo, lo mejor es dejar correr la relación.
ResponderEliminarAbrazos.
Fíate de quien solo te quiere para ella, seguro saldrás perdiendo... (léase irónicamente)
ResponderEliminarYo entiendo los celos como la desconfianza hacia uno mismo y A los celosos como personas de las que no me debo fiar. Beso grande.
Vaya final...
ResponderEliminarBesos.
Vaya, vaya con la celosa! Menuda pájara.
ResponderEliminarMuy buena historia.
👏🏼👏🏼👏🏼
Gran relato.
ResponderEliminarLa forma en que entró el personaje de Samuel, me recordó las escenas de Woody Allen en que algunos personajes anodinos, que parecen ser presentados solo para poder llevar la trama, de repente toman gran protagonismo.
Me encantó. Un golpe certero de literatura.
ABrazo grande, Carlos querido
Cuanta mujer fatal... en cines y relatos..., cuanto hombre fatal...
ResponderEliminarEl final..
Abrazo
Los celos son un sentimiento que te queman. Saludos
ResponderEliminarMás que feme fata la veo como una mantis. Lo pasaste mal pero saliste de esa toxicidad que dan los celos.
ResponderEliminarno recuerdo si te dejé cometario o se fue a spam , blogger tiene esos episodios raros :))
ResponderEliminarbuen relato , vívido y con dejos de aprendizaje , las personas catalogan a personas y a las relaciones que ocurren , una especie de almanaque vivo
las relaciones humanas son lo que son , siempre tortuosas , inciertas y llenas de altibajos , verdaderas montañas rusas :))
abracitos y buena semana
Hermoso relato, los celos enfermizos matan toda relacion, aunque un poquito reaviva la pasión.
ResponderEliminarCariños
Buenas tardes, estimado amigo, después de una larga parada ya de nuevo por estos lares y con ganas visitando poco a poco a todos los amigos.
ResponderEliminarExisten mujeres que saben como engancharnos y no soltarnos, máxime, si son hembras de buen postín y ver, muchas veces se hace duro, pero cuanto antes tengamos ese valor mucho mejor.
Un hermoso y gran relato amigo Carlos.
Un gran abrazo amigo mío.
Revisa spam, que ahí debe estar el comentario que te dejé.
ResponderEliminarYa vuelvo.
Abrazo, Carlos.
Amazing story. This is a really good post.
ResponderEliminarGreetings from Poland!
Não podemos prever, mas podemos observar e sentir quando o terreno é movediço para se firmar… ótimo relato, Carlos.
ResponderEliminarUm beijo
Es uan historia pasional de un amor enfermizo en la mujer fatal. Muy interesante cómo desgranas los tiempos de la conquista, y cómo hay que huir luego de ciertos amores.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz jueves