*Foto propia: Tejados y balcones de la Casa Consistorial. Piedecuesta (Colombia)
La ciudad duerme sobre los tejados,
en un mediodía de sopor.
Hay silencio denso,
como si nada existiera,
como si el tiempo se hubiera detenido
en un caldo de calor que está ahí,
vivo con los latidos de un corazón,
mientras las palomas que siempre zurean
sobre estos
tejados viejos de la ciudad,
se han rendido a un ardor que abate y
anestesia la conciencia
Conciencias dormidas sobre los tejados de pueblos como páramos...
ResponderEliminarTodo acaba sobre los silencios de esos viejos tejados
Feliz día Carlos.
Un abrazo
El sopor del calor de la siesta adormece a la ciudad todavía más que la oscuridad de la noche.
ResponderEliminarUn abrazo.
El sopor que abate y anestesia la conciencia, Carlos, qué gran final para un magnífico poema.
ResponderEliminarLleno de imágenes y sensaciones.
Abrazo.
Cuanta serenidad y paz trasmiten esa ciudad dormida y silenciosa.Bellos versos.Saludos
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ResponderEliminarTodo un manifiesto Carlos... de ese tórrido y enérgico sol que os abraza... el cual nosotros también percibimos aquí (julio, agosto) en pleno verano, aunque intuyo que no en esas dosis tan elevadas… y por estos lares se busca la sombra y se practica la “siesta”, cuando el tiempo laboral lo permite…toda una calma y gozo del letargo. Linda entrada Carlos.Feliz fin de semana
Un abrazo
Calma, sopor, serenidad sielencio, no parece una ciudad del siglo XXI, no hay muchas así, es decir, no conozco demasiadas con ese encanto...
ResponderEliminarNos traes una fotaza.
Un abrazo.
Gracias por tu aportacion en el blog
ResponderEliminarte lo agradezco mucho
muchas gracias y hasta pronto
Besos
Olá,
ResponderEliminarcheguei e me encantei com sua escrita simples e cheia de emoção.
Parabéns!
Abraço.
Es fácil sentir en la piel ese sopor de la tarde calurosa.
ResponderEliminarUn abrazo
Hoy te leo abatido ... ¿cansado? ¿acalorado? te mando un abrazo en forma de suspiro que te aliente y mejore tu tarde.
ResponderEliminarBesos.
Se siente en este poema el calor de tu región, el clima y horario en que el sol pega con toda su fuerza, el silencio se apropia del territorio.
ResponderEliminarNo tuve la suerte de visitar Colombia, aunque sí anduve por el Caribe y pude comprobar esa sensación que mencionas. En algunas regiones del Norte Argentino pude sentir algo así, pero sin ser tan tropical, ciudades que van por el lado del CLima árido.
Abrazo grande!
PD: estoy arreglando con el amigo Sebastián, estamos relativamente cerca, sólo tenemos que coincidir en día y horario
ResponderEliminarMediodía de verano, donde el calor agobia y la pereza ronda hasta a los corazones. Bello reflejo de un pueblo bajo el estío.
mariarosa
Preciosa foto, y tus letras describen ese calor de la tarde Colombiana. Un día iré a conocerla, y sentirla. Saludos amigo.
ResponderEliminarMe encanta la foto y esos balcones amplios con vistas a los tejados que siempre me parecieron tan poéticos.
ResponderEliminarSiento ese calor que anestesia, Carlos, a través de tus bellos versos, y me solidarizo con las palomas...
Que bonito suena zurear...
Por aquí tenemos una primavera adelantada en pleno febrero que siempre ha sido el mes más frío del invierno. Hay quien lo celbra... a mí me gusta el invierno.
Un abrazo,
Tus versos describen muy bien esas tardes plomizas y calurosas en las que todo se queda quieto menos la mente.
ResponderEliminarUn beso de tarde.
Y me llevaste con tu versar a Macondo
ResponderEliminardonde el silencio y la humedad invitan al "abandono de la piel"
un beso y buen finde
Fácilmente pudo imaginarme al Zorro saltando entre esos tejados, aunque sea Colombia y no Los Ángeles, que al fin y al cabo las ciudades acaban pareciéndose, casi tanto como lo que nos hacen sentir.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Anestesias mi conciencia al leer tus versos!
ResponderEliminarSaludos y feliz noche.
Os telhados velhos guardam os silêncios e os gritos da cidade.
ResponderEliminarUma boa semana.
Um beijo.
Tus versos describen a la perfección esas horas en que el sol está en lo alto y obliga a todo ser vivo a refugiarse de sus rayos justicieros. Por auí también sabemos mucho de esos días en los que el verano azota sin piedad nuestras calles y plazas.
ResponderEliminarGracias por tu lectura y tu interesante comentario a mi última entrada sobre A. Machado.
Un abrazo.
Ese ardor que abate la conciencia, nos ha hecho mucho daño a los colombianos...
ResponderEliminarPaz
Isaac
Un placer pasar a leerte Carlos, tu poema tiene un gran trasfondo.
ResponderEliminarAbrazos.
Por aqui digo no Brasil a anestesia de consciência em muitos
ResponderEliminarsegmentos é geral, o triste que vem sempre de quem pode fazer uma
enorme diferença;
Gostei de ler.
Obrigada pela sua presença lá na casa;
E uma continuação de uma boa semana.
Me encanta el poema y la foto me parece preciosa, los tejados siempre tienen historias escondidas que zurean al compás de las palomas.
ResponderEliminarAbrazote utópico desde León (España).
Muy bueno Carlos aplausos
ResponderEliminarTardes para dormir bien largo, que bien lo dicen tus letras.
ResponderEliminarAbrazo
Al igual que allá, Carlos, esas tejas de barro duermen su sueño eterno entre la nostalgia del sopor meridiano que nos anestesia la mente.
ResponderEliminarUn abrazo.
La tranquilidad es la que no trae los buenos recuerdos ...yo recordándote siento paz en mi corazón ..."Carlos mi hijo" "Augusto mi padre" y aquí a tu lado Carlos Augusto ...tú mi gran amigo.
ResponderEliminarGracias por tu cariñosa visita.
BESOS
Nostalgico y estremecedor poema,, hermosa fotografía, un beso
ResponderEliminarHola Carlos. Venía muy bien por aquí esos calores para que terminara sobre todo con los virus invernales y con el frío que también lo está haciendo.
ResponderEliminarBellos versos
abrazosss
La ciudad duerme bajo el silencio del sol, y entre sus rayos el tejado descansa en las horas de siesta, dormida bajo el calor del día y los latidos de tus palabras que versan sobre la ciudad rindiéndose a tus piés.
ResponderEliminarQué hermoso escribes, y la foto me encanta en blanco y negro.
Un beso enorme.
Me hace pensar en el verano y esa tristeza que asecha en cualquier recoveco de la ciudad, convirtiéndola en lugar ruinoso.
ResponderEliminarNo me gusta el sueño del verano, es de las estaciones que temo su llegada, sin embargo cuando leo sobre su estación, por ejemplo Faulkner tiene cosas interesantes, y este poema mismo, es evocador.
Saludos, Carlos. Deseo que estes bien.
Quando tudo esta tudo solitário e adormecido.
ResponderEliminarExiste sempre noutro lugar.
Alguém acordando.
E gritando.
Vida.
Um abraço.
E uma noite feliz.
Megy Maia🌈