A la vuelta del camino aún está la casa.
Encallado su casco de azul desvaído,
entre los árboles.
Tras sus paredes sólo duermen
los perros del abandono
un sueño de ángeles.
En el solar que daba al barranco
sobrevive el guayabo.
Por entre sus ramas corretea la brisa,
la misma que te alzaba las faldas y el pelo,
cuando te subías de niña
a querer volar como los pájaros
Foto popia.Sector veredal de Piedecuesta, carretera a Sevilla