Foto propia intervenida
Siempre lo veía pasar por mi puerta,
y quedarse mirando al fondo el patio
de la casa
con su chaqueta militar
desleída por el tiempo,
y tachonada de estrellas.
Quizás el olor peculiar de las pomarrosas
del patio,
le traía buenos recuerdos.
No ha vuelto a pasar por mi puerta.
Hoy alguien me contó,
que lo encontraron muerto,
y no tenía sus estrellas de hojalata
Esas son de las peores muertes posibles.
ResponderEliminarSaludos,
J.
pero asì y todo dejó su recuerdo en vos...
ResponderEliminarCada república tiene sus héroes con o sin estrellas , cada suelo se regó con la sangre de aquellos que fueron pioneros
ResponderEliminarAbracitos 🤗
Un poema que es homenaje. Los personajes de cada lugar, se van en silencio, él, se quedó sin estrellas o se las llevo en su viaje final.
ResponderEliminarmariarosa
acarreaba estrellas apagadas...
ResponderEliminarCariños, Carlos.
Se fue con sus estrellas a otra dimensión.
ResponderEliminarSaludos.
Se fue y arrastro a las estrellas, beso el suelo y se convirtió en una de ellas.
ResponderEliminarFeliz domingo 1 de mayo. Un abrazo
Desaparecen pero el recuerdo continúa con o sin estrellas!
ResponderEliminarQué bonita reflexión. El recuerdo nunca se va.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo Carlos.
Feliz día.
Muy buena reflexión, con estupenda moraleja.
ResponderEliminarLa soledad no elegida, pa peor, no obstante tuvo quien reparó en él...
Un abrazo.
Las personas se van, pero sus recuerdos siempre prevalecen. Sus medallas probablemente, no le hagan falta allí donde va. En nuestra ida nos vemos desposeídos de todo cuanto nos rodea. Preciosos versos que incitan a la meditación sobre lo importante de la vida.
ResponderEliminarUn gran abrazo amigo Carlos y feliz mes de mayo.
La vida misma amigo, todos desapareceremos un día y dejaremos nuestras propias "estrellas".Saludos
ResponderEliminarBello y triste poema. El murió solo con su sueño y su estrellas y lo que hizo por los demás. Te mando un beso.
ResponderEliminarQue triste, se llevo sus estrellas y dejo un recuerdo. Saludos amigo Carlos.
ResponderEliminarQuien sabe que añoranzas le permitían seguir viviendo, o de que tormentos se alejaba envuelto en su gloria de antaño, con el porte marcial de su chaqueta militar, arrullado por el tintineo de las medallas.
ResponderEliminarParece que murió solo, como había vivido, mirando a las estrellas de verdad, ya no necesitaba las suyas de hojalata.
Un poema muy bello y triste. La foto me encanta, Carlos y marida con tus versos.
Abrazos, poeta
ResponderEliminarHola Carlos, así de simple es el adiós de los humildes que nada tienen y nada guardan, aunque en la apariencia, por el oro refulgente a los que se ensañan con lo ajeno vilmente aparecen y ni siquiera dejan en paz a los muertos…
Un abrazo
Triste adiós, gratos recuerdos, así se van los que para muchos son invisibles.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jolines, igual cayó en alguna guerra de esas que, por capricho, nos destrozan el alma.
ResponderEliminarBuen texto. Un abrazo
Buen homenaje a estos solitarios héroes que se van tan en silencio.
ResponderEliminarBuena semana Carlos.
Un abrazo.
Por alguna razón (Blogger) mi comentario no llegó...
ResponderEliminarBello poema para un anónimo pintoresco personaje de esos que siempre habitarán nuestro recuerdo...
Abrazo hasta allá.
Triste...
ResponderEliminarAnónimo y sin estrellas...al menos quedó en el recuerdo
En estos tiempos que vivimos quedaran tantos así en ños lugares donde hablan los misiles
Un abrazo Carkis
Me recordo la guerra querido amigo y me entristecio, un abrazo grande!
ResponderEliminarBonita imagen, bello recuerdo. Siempre morimos sin estrellas, nos vamos de vacío.
ResponderEliminarComo has leído seguramente en mi última entrada sobre los eremitas, cuando los enterraban lo hacían sin nombre y sin fecha, porque pensaban que la eternidad no necesita de indicaciones. Pero al él, a este pobre hombre, si que le tuvo que doler el que lo despojaran de sus medallas de hojalata, ya que fueron parte de él durante toda su vida.
ResponderEliminarMuy bonita entrada, incluida tu fotografía.
Un fuerte abrazo, Carlos.
Parece que o meu comentário não entrou .
ResponderEliminarA morte é sempre um caminho que se atravessa em solidão.
Gostei do texto e da foto.
Abrazo
Pobre hombre, descanse en paz.
ResponderEliminarIgual, las estrellas de hojalata no le sirven en la otra vida.
Abrazos
Hola Carlos , vaya que descanse en paz el pobre hombre.
ResponderEliminarEsperemos que allá donde este ya no sufra , te deseo una feliz tarde amigo
besos de flor.
Pd , Tú comentario si que me llego y lo he publicado.
Eso es muy triste.
ResponderEliminarPlease read my post
ResponderEliminarPuede que se sintiera solo, la vida o la guerra le llevaron a esa triste situación final, por muchas medallas con que le premiaran, no serían suficientes para paliar su soledad.
ResponderEliminarEstoy convencida de que ese patio, le traía recuerdos de lo que fue su hogar.
Y recordando tu comentario... ya veo que coincidimos en nuestro amor por las epístolas ¡La cantidad de cartas que he escrito en mi vida!
Reconozco pertenecer a otra generación, pero el encanto que supone abrir y leer una carta, no se suple con las nuevas tecnologías que nos proporcionan tanto el móvil como el ordenador.Aún se me acelera el corazón al recordar la ansiedad con que esperaba al cartero para leer las cartas del amor que marcó mi vida.
Cariños.
Kasioles
Las estrellas de hojalata ya no las necesitaba, si necesita ese recuerdo de haber sido un héroe. Un abrazo.
ResponderEliminarUn poema muy triste, arrastro sus recuerdos en solitario hasta el último momento.
ResponderEliminarAbrazos.
Um poema que nos faz refletir!
ResponderEliminarum sorridente abracinho!
Gratidão!
Megy Maia 🌸💋🌸
ResponderEliminarUn poema para pensar, amigo. La muerte, siempre presente, nos acompaña, aparece en la letra de una canción. Y así es inevitablemente. En este caso, la soledad tuvo mucho que ver...
Exquisito poema, amigo.
Un abrazo.
Teo
Bom final de semana meu querido amigo.
ResponderEliminarBuen recuerdo para una situación cotidiana, para alguien que quizás se hubiera PErdido en el tiempo sin nadie que lo recordara.
ResponderEliminar¿En quién o qué pensaría él también?
Abrazos desde el Río de la Plata, querido Carlos
Me encantó no esperaba ese final
ResponderEliminarHay guerras que enajenan para siempre... Disfruté leyéndote...
ResponderEliminarVengo darte gracias por tu presencia en mi 'blog'...
Volveré lo mas breve posible. Abrazo amigo.
~~~~
Triste historia, muy querido amigo, aunque ha pasado muchas veces.
ResponderEliminarAbrazo grande!!
Triste.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Holas, Carlos!
ResponderEliminarEs poema hermoso, pero triste a la vez, y reflexiono... y creo que la soledad es lo más triste para cualquier ser humano, no importan tanto los galones. Me quedo pensando, amigo.
Un placer leerte, Maestro, te dejo mi abrazo mi gratitud y mi gran estima.
Se feliz cada día que amanece.
¡Oh! Estimado Carlos, sólo es de leer las noticias para saber por qué lo hallaron frío y sin sus estrellas de hojalata. ¡Qué tiempos tan oscuros; pensar que para muchos, son personas “invisibles”!
ResponderEliminarUn afectuoso abrazo
Buenas tardes amigo, Carlos, después de un pequeño parón, retomando poco a poco las visitas a los buenos amigos.
ResponderEliminarSiempre un placer pasar por tu espacio.
Un abrazo y feliz mes de mayo.
Qué buen texto, Carlos. Un placer regresar por esta tu casa literaria.
ResponderEliminarAbrazo.
"Lo bueno,si breve,dos veces bueno" decía Baltasar Gracián. La frase me vino a la memoria al leer tu bello texto.
ResponderEliminarAbrazo, Carlos.
Triste final el de ese hombre al que le arrebataron todo.
ResponderEliminarMuy bueno 👏🏼
Desde su silencio te inspiró un hermosísimo poema.
ResponderEliminarHay personas de las que nada sabemos, pero que nos hacen imaginar y acaban siendo, de alguna manera, parte nuestra.
Abrazo, Carlos.