Esa noche no la vieron salir, a pesar de que era plenilunio. Se cansó de vernos la cara de aburridos impenitentes, se le escuchó decir en el bar, al más viejo de los pescadores, mientras se bebía de una sola tirada un aguardiente de alambique artesanal. Se fue con el sol esta mañana, le dijo una morena de ojos nostálgicos a su amante, mientras hacían el amor en un roñoso colchón de la casa de las alcahuetas; pero nadie se percató del niño que en la playa, llevaba colgada en la cola de su caballito de madera, a la más bella de las lunas.
Carlos.... " El caballito de la luna "
ResponderEliminarQue interesante lo que has escrito, las personas a veces miran sus adentros y no se percatan de lo que ocurre a su alrededor, o no les importa o no quieren ser entrometidos.
un beso desde Argentina
Cada pessoa é um mundo diferente.
ResponderEliminarEnquanto uns na sua simplicidade e beleza contemplam a lua e o luar, outros mais atrevidos fazem amor na praça sujando o colchão.
Que ternura, me has conmovido, lo juro.
ResponderEliminarCarlos, un cuento enternecedor y de encanto poético. Qué bien lo escribes, me volví a sentir niña.Fácilmente pasas del erotismo, la dureza de la vida, el dolor, el amor, el desamor, a la magia de un relato infantil. Ya me imagino esa luna agarrada del perecherón caballito de madera del niño. Un beso.
ResponderEliminarletras profundas, tiernas y conmovedoras nos regalas querido y admirado poeta, infinitas gracias por concedernos el privilegio de ser participes de ellas , besinos miles
ResponderEliminarPrecioso escrito, tan lleno de sensibilidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Verónica O.M.
Hola, que ternura de texto, me hace imaginar y reflexionar. Cuidate mucho.
ResponderEliminarMe ha gustado tu texto me llevó a mi niñez
ResponderEliminarEs bellísimo Carlos ,de una gran sensibilidad.
ResponderEliminarTe abrazo.
Muy bonito lo escrito y el dibujo del caballito.
ResponderEliminarA los amantes no les importaba hacer el amor en un colchón roñoso. Ninguno de nosotros a buen seguro nos acostaríamos en un colchón sucio. Ellos querían hacer el amor y daba igual como estuviera el colchón. La pobreza y la suciedad no están reñidas con el placer.
El mar, la luna, el niño en su caballito de madera llevando a la luna detrás como si de una cometa se tratara.
Juegos de adultos, y juegos de niños. Ambos disfrutan a su manera.
Y mientras tanto, la luna es la única testigo del momento. La luna y la noche. Hermoso relato.
Saludos y un abrazo
Wawww... que hermosa prosa poética.
ResponderEliminarCarlos que vuelo tiene tu texto. Aplausos.
mariarosa
Es que solemos no VER. Parece que la adultez nos mata la visión sagrada que traemos al nacer. Y por ello, la literatura y el arte nos la devuelven si es que queremos recobrarla.
ResponderEliminarUn gusto llegar por aquí, te dejo mis saludos fraternales desde el confín austral.
Muy bueno e ingenioso tu escrito. Te felicito.
ResponderEliminarmuy bonito final le das.
ResponderEliminarQ tierno y dulce escrito,precioso.
ResponderEliminarBesos
Me gusta esa conjugación de ternura con sensualidad.
ResponderEliminarAbrazos alados, Carlos.
Jajaja... bellas imágenes en su poesía.
ResponderEliminarLa verdad es que no hay nada como pistear con pescadores, tienen las historias más asombrosas... en semana santa me fui a una isla a acampar y a tomar aguardiente con ellos.
Muy bella entrada y enternecedora.
ResponderEliminarUn beso.