sábado, 28 de agosto de 2010

Cardos y espinos


Hay una nata de silencio,

una mudez en los objetos,

en esta hora de los olvidos,

que hiere la piel con insania

de cardos y espinos.

Dolor que no entraña la sangre

de los otros deslavazándose río abajo,

o regando los riñones del monte,

allí donde el mastranto, el samán,

el matarratón o la guayaba cimarrona,

echan raices, en el fondo de las fosas.

Hasta las bocas antes

habladantinosas,

han puesto cerradura a las palabras.

Es que las muertes han sido tantas,

juntando herida tras tras herida,

que se secó el dolor,

las lágrimas se volvieron piedras,

y la memoria olvido.

Por eso los ayes de los agonizantes,

son golpes secos en oidos sordos,

y a nadie le importan las falcadas

y puñales,

abriendo surcos de muerte

en la piel de los vivos.

17 comentarios:

  1. Las fosas siguen apareciendo.Oportuno el poema. refleja la indolencia nuestra frente a tanta masacre. Saludos.

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  2. Que triste poema y cuanta realidad refleja

    Un besito Rosa

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  3. Triste poema,pero precioso.

    Un beso Carlos

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  4. Me ha encantado ese .."Yo quiero ser" ...bonita canción

    Besos.

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  5. La triste y cruda realidad

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Un poema hermoso y triste. Un gusto leerlo. Besos, cuidate.

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  8. muy buen poema es muy profundo

    yo me kedo con esta frace xq es una fuerte paradoja q dice todo:

    las lágrimas se volvieron piedras,

    y la memoria olvido.

    PD: a mi tb me gusta más la risa d la mujer q la del guasón, en especial "esa sonrisa"

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  9. Carlos,Yo quiero ser,quién te acompañe por las noches en tu sueño, y quiero que me acaricies por las noches mis cabellos, yo quiero ser confesionario donde digas tus pecados, y quiero que seas amanecer en mis imsonios de tristeza, quiero que seas el crucifijo del rosario donde rezo, y sobre todo acompañame para siempre en mi camino...



    ¿¿¿Que quieres que te diga???Maravillosa canción, maravillosa voz, precioso escenario, sonido envolvente de la
    guitarra,y sobre todo sensibilidad a raudales.

    Me he deleitado escuchandote, y volveré a hacerlo muchas veces.

    Cuando pueda ocuparme de mi blog te llevaré conmigo, si me lo permites.

    Un beso, y vuelvo muy prontito.

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  10. Carlos el video lo he encontrado el de Árbol Cranal, pero tengo problemas para escuchar la canción,Lo eres todo porque no carga y no se ve nada.Volveré en otro momento a ver si puedo hacerlo.Besos.

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  11. Cuanta verdad encierran tus palabras, crueles pero verdaderas.

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  12. fuerte y buen poema. Y esa imagen de la muerte tocando la flauta conmueve en su belleza.
    ¡¡Aplausos!!

    mariarosa

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  13. El poema, es dolorosamente oscuro.

    Pero fiel reflejo de lo que acontece.

    Un abrazo.

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  14. real, pero triste!
    besos desde Argentina

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  16. Muy triste, una realidad que lastima y pareciera no terminar nunca, buen poema que dice más de lo que se lee.

    Besos

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  17. Me ha gustado mucho tu poema, aunque podríamos hablar más detenidamente en otro momento sobre ciertas cuestiones que me han asaltado al leerlo.
    Te dejo uno propio, espero que te guste.

    La electricidad te hace llorar lágrimas
    eléctricas.
    La luna no puede perdonarte
    brilla en el sueño
    como una herida abierta
    la luna
    la luna del sueño
    se
    vierte
    vierte sobre tu cuello
    tu cuello largo
    tu cuello
    largo como expirar
    sepultado de alquitrán
    hasta la mejilla del cielo.
    Y en la mirada
    en tierra
    los ojos
    los ojos rotos
    los ojos rotos de occidente iluminan
    la superficie nocturna
    de ese ajado cuero limón,
    piel pusilánime por que derrama
    como la promesa de una fuente
    que no puede cesar lamentándose
    litros rojos de fiebre espesa,
    cascada enorme de litros
    encarnados, litros escarlata
    en precipitación
    sin cesar
    litros rojos fluyentes como un manantial
    de catástrofe,
    empapando a su paso bermejo el manto de paño
    que la vieja depositó entonces,
    sobre la llanura yerma de las eras, aquel
    cedazo oleoso añil, de brillantes luces cobre.
    Y en la batalla
    dos legiones de hombres libres
    no cesan en combate
    a bayoneta
    sobre las dunas moradas
    de tu boca
    alborotando olas
    de polvo almizclado,
    palabras largas sin vocales
    atraviesan los tímpanos,
    esporas con garfios de porcelana
    recogen a los vencidos,
    tu espíritu huele a estiercol.
    Y en la colina
    sopla poniente
    espigas doradas contra tu pecho,
    sobre el paisaje vitral
    marrón-violáceo
    de un mar de carne fría,
    mar retorcido y salvaje
    por alcanzar el horizonte,
    mientras lejana
    en el rumor ocre de la marea plástica
    crece una pieza musical,
    venciendo la línea vertical de espuma
    elástica
    entre las ramas de la voz femenina,
    un coro de voces tenores reclama,
    -¡Sumérgete, vida mía...!

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