
Mi voz deviene
de tiempos antiguos
prístinos aullidos
en altares de piedra
de basalto.
La sangre chisguetea
los rostros ceremoniales
de sacerdotes y vestales.
La luna se detiene
cuando la daga esmaltada
abre la carne.
EL estridular
de pájaros negros,
rompe el silencio denso
de la noche,
y la memoria se pierde,
en los caminos somnolientos
donde una lábil frontera
separa la vida de la muerte.
Me huele a fosas, entierros, sacrificios. Un poema cerrado, Carlos, pero se intuyen los sacrificios.
ResponderEliminarEstremecedor y hermoso...
ResponderEliminarBesitos dulces, niño y feliz día :)
es bueno perderse en esos vericuetos adenicos e indagar por esas misteriosas edades de lo tribal y lo mistico. tal vez encontremos sorpresas reivindicadoras para la especie.
ResponderEliminarTe dejo besos y deseos de un feliz fin de semana :), bizcocho
ResponderEliminarGótico, estremece su poema.
ResponderEliminarSaludos, Lovercraft.
La vida se separa de la muerte por una fina línea que es muy fácil traspasar
ResponderEliminarun beso