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sábado, 29 de junio de 2013

Silvestre sensualidad ( A propósito de los 50 años de Rayuela)

Silvestre sensualidad

Estás ahí
frente a la camára
con la picardía 
e inocente sensualidad
de La Maga en Rayuela,
sonriendo para Horacio.








RAYUELA Y SUS CINCUENTA AÑOS DE PUBLICACIÓN




Tanto al lector como al escritor los aproxima el asombro. Leer y escribir es un acto mágico. García Márquez, sintió un vuelco con el personaje de Kafka, transformado en insecto, y que esa fórmula para la metáfora del aislamiento por desafecto funcionara. Por ese rígido academicismo de los maestros frente a la construcción de la novela, del aristoteliano proceso de: principio, nudo y desenlace, cuando apareció Rayuela, no pocos la condenaron, eso no es novela, es un sancocho, no tiene hilación. Yo me sentí con la lectura inicial, conmocionado, por no decir que extasiado, quizás con esa misma ebriedad del hombre aquel que despertó y ahí tenía por primera vez, frente a sus ojos al dinosaurio.


Rayuela, como los antipoemas de Nicanor Parra, propone una fuga de esa línea recta que es la novela simétrica de fijar de manera inconmovible la narración con una introducción a la anécdota, luego el desarrollo del conflicto, y finalmente su solución. Indudablemente desde esta postura, fuerza a contar sin sobresaltos, fugas o sorpresas. 

En Rayuela, ya no importaba el principio, ni el conflicto, menos el final. Antes que todo primaba la emoción, el sentimiento, el juego, las reconditeces del alma humana. Porque qué se viven con Horacio Oliveira y La Maga, los personajes de Rayuela, junto con la filosofía y la cultura zen, sino son estados del alma. A Cortázar le importaba un carajo la estructura, él que desde un interés surreal y absurdo, le gustaba en sus historias más transparentes (Los premios, Octaedro, GLenda desordena estas rosas), mostrar el interior del ser humano, musical, soñador, inquiridor y nostálgico.

Hace cincuenta años, fue publicada por primera vez, Rayuela, una manera distinta de ver la novela, de renovarla, de hacerla interactiva, en ese espíritu juguetón de Cabrera Infante, en Los tres tristes tigres, o del colombiano Julio Olaciregui, que propone una novela de fuga, con París como protagonista en TRapos al sol. La Maga, un personaje eterno, tan eterno, que aún cincuenta años después, no se le quita de la cabeza, esa mujer buscando por debajo de las mesas del restaurante una moneda. A pesar de lo surreal de Rayuela, La maga sobrevive, y para delicia del lector, este fragmento, toda una disquisición de Horacio Oliveira sobre el amor:

"Saberse enamorado de la Maga no era un fracaso ni una fijación en un orden caduco; un amor que podía prescindir de su objeto, que en la nada encontraba su alimento, se sumaba quizá a otras fuerzas, las articulaba y las fundía en un impulso que destruiría alguna vez ese contento visceral del cuerpo hinchado de cerveza y papas fritas. Todas esas palabras que usaba para llenar el cuaderno entre grandes manotazos al aire y silbidos chirriantes, lo hacían reír una barbaridad. Traveler acababa asomándose a la ventana para pedirle que se callara un poco. Pero otras veces Oliveira encontraba cierta paz en las ocupaciones manuales, como enderezar clavos o deshacer un hilo sisal para construir con sus fibras un delicado laberinto que pegaba contra la pantalla de la lámpara y que Gekrepten calificaba de elegante. Tal vez el amor fuera el enriquecimiento más alto, un dador de ser; pero sólo malográndolo se podía evitar su efecto bumerang, dejarlo correr al olvido y sostenerse, otra vez solo, en ese nuevo peldaño de realidad abierta y porosa. Matar el objeto amado, esa vieja sospecha del hombre, era el precio de no detenerse en la escala, así como la súplica de Fausto al instante que pasaba no podía tener sentido si a la vez no se lo abandonaba como se posa en la mesa la copa vacía. Y cosas por el estilo, y mate amargo." 
(Cap. 48)

24 comentarios:

mariarosa dijo...

Que linda entrada, una joya dentro de otra.

Un cariño.

mariarosa

Anónimo dijo...

Miras a la camara, con esos ojos lagos profundos, donde echo mis barcos a nadar...
Muy buena entrada poeta

Verónica O.M. dijo...

Carlos, hermoso post (doble)
Un abrazo, buen fin de semana

lichazul dijo...

frescos versos para conmemorar medio siglo

abrazos y buen fin de semana

Leticia dijo...

Cincuenta años de estar presente en lo cotidiano de la infinitud de ser y dejar ser.
Un placer leer tu entrada hoy Carlos... como siempre.

Juanjo dijo...

.................

Juanjo dijo...

te vi en recomenzar
me gustas

Mi nombre es Mucha dijo...

maravilloso

Mi nombre es Mucha dijo...

Carlos Me encanta tu rincón
Y hoy tiene sabor a un pasado.Dale
¿jugamos a la rayuela?

Mi nombre es Mucha dijo...

quien te dice
que no toquemos el cielo?
Abrazos

Patricia dijo...

Preciosa entrada, con sabor a nostalgia de la buena.
Gracias por el recuerdo!!!
Cariños…

clarodecir dijo...

Empecé a leer Rayuela. La tengo a medias. Pero es que soy tan impaciente que me pongo a leer otras cosas. Me gusta Cortázar...pero es para leerlo con calma para saborearlo.

Besos.

María dijo...

Leer y escribir es mágico como también lo es estar en tu rincón.

Un beso.

Anónimo dijo...

Y TÚ COMO SIEMPRE CON TU GENIALIDAD, LE CELEBRAS EL ANIVERSARIO. FULLL.
UN ABRAZO

Isa dijo...

Hola Carlos, muy buena la entrada. Yo me quedé a medias con Rayela. Me lo regaló Antonio y lo iba leyendo, no comprendía mucho el libro y pensaba leerlo de nuevo para entenderlo, con tan mala suerte que lo dejé dentro de la bolsa colgado una barra que hay la tienda y cuando fui a por él estaba el sitio, me lo habían quitado.
Siempre digo de comprar otro pero nunca lo hago.
Saludos y un abrazo

lichazul dijo...

mil gracias por cada una de tus huellas CARLOS
eres un sol!!!

-no sabes el frío que hace acá-
abrazos

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

MUcha: no lo tocaríamos (el cielo). Lo romperíamos.

Maria dijo...

Hay que ser muy bueno para romper los moldes porque tienes que mostrar que tú tienes uno propio tan válido como los oficiales.
Gracias a gente como Córtazar el mundo avanza y es más libre.
Un fuerte abrazo, Carlos.

Ateliê Tribo de Judá dijo...

Somente o que é bom permanece e traz consigo o efeito bumerangue é lançado ao leitor com a magia que permanece e volta ao escritor com a satisfação de uma obra que cresce a cada leitura.
Beijos e uma ótima semana.

Joelma

lichazul dijo...

ten una semana preciosa CARLOS
muchas gracias por tus palabras
besitos

Eva Letzy dijo...

Qué decirte! En mi opinión Rayuela es un libro maravilloso, lo leí varias veces, y cada vez me gusta más.
Cortázar es uno de los escritores que más me gusta, en relato corto es un genio, y no hay ni habrá como Historias de cronopios y famas (en mi opinión).
Un beso

fus dijo...

Un verdadero homenaje a Julio Cortàzar. Enhorabuena

un abrazo

fus

Solina dijo...

Grande Grande Julio Cortazar.
Sublimes recuerdos perlados de nostalgia que llegan a impactar en el lector.
Gracias por tus palabras en mi blog... un abrazo gigznte para ti.

Unknown dijo...

Rayuela, obra fantástica de nuestro querido Cortázar, habrá sido muchas veces citada como la novela predilecta. Así que nombrarla puede resultar, de repente, un lugar común. Eso a mí poco me importa, lo del cliché, lo del lugar común. Sigue siendo mi novela bandera, palabras que no me canso de leer, porque desenmarañarla y degustarla es un ejercicio sin fin. Que oportuno nombrarla, un abrazo.