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domingo, 30 de marzo de 2008

ESPEJO

Ante los golpes insistentes, abrió la puerta. Un hombre cayó al suelo, aún con el temblor del puñal en la espalda. Lo volteó para verle cara, y descubrió con asombro, que el rostro del hombre muerto, era su propio rostro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

relato a la altura de un Cortazar

Anónimo dijo...

Qué larga la noche,
sin vos,
murciélagos cruzan el ámbito,
los ojos se me doblan,
frente al computador.
He pasado duras noches,
pero esta sin vos,
se me hace el infierno.